Hace tiempo que no recomendaba ninguna peli y ahora que el gobierno francés ha levantado el estado de emergencia impuesto en noviembre pasado para intentar poner fin a los disturbios que involucraron a jóvenes de los suburbios más pobres, yo he vuelto a ver El Odio/La Haine. Desde aqui os la recomiendo, el argumento parece sacado de las noticias que ocuparon las portadas de todos los medios de comunicación este otoño aunque la pelicula es de hace 10 años (1995). Una vez mas la realidad ha superado a la ficción.
“EL ODIO” (1995. “La haine”; Francia.). Dir. Mathieu Kassovitz.
Argumento: "Un tipo está cayendo desde una azotea y piensa: - Por ahora todo va bien... por ahora todo va bien...- Pero tarde o temprano alcanzará el suelo, y eso es lo peor"
Con este “chiste” comienza y termina esta película. Nos cuenta un día en la vida de tres amigos adolescentes que viven en un barrio marginal de la periferia parisina, durante los importantes disturbios sociales que se dieron a comienzos de los 90. Said es de origen marroquí, Vincent, judío y Hubert, africano ; los tres son franceses, pero ciudadanos de segunda que intentan sobrevivir, cada uno a su manera, en el infierno cotidiano del suburbio parisino.
Said pasa de todo, se dedica a sus trapicheos, Vincent está lleno de odio: quiere vengar la muerte de un magrebí del barrio asesinado por la policía y Hubert está harto de todo esto, quiere huir de ahí, de la violencia y del odio cotidiano en los que ha crecido. Los tres son muy diferentes, pero inseparables, y esta tarde deciden darse un garbeo por el centro de París.
Película de culto dentro del cine social europeo, “El odio” no sólo está magistralmente rodada, con una estética rompedora y una potente banda sonora, es sobre todo un auténtico ensayo sobre la situación social de los jóvenes en los guetos de los suburbios.
Pero no es un documental, ni “cine de arte y ensayo”, sino una película muy emotiva dotada de un ritmo trepidante. Resulta imprescindible verla para comprender un poco el origen de los regulares estallidos de violencia que suceden en las ciudades francesas. Esas imágenes de violencia, aparentemente gratuita, tienen, como todo, una explicación. Con antidisturbios, mano dura y toques de queda no se soluciona el odio, se alimenta el odio.
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