Anoche apenas pude dormir y hoy con los primeros rayos de sol, en cuanto he entre abierto un ojo mi mente ha empezado a pensar en el partido que enfrentará esta noche a los nuestros con los teutones.
La camiseta roja aguarda en el armario como le esperan a los 11 elegidos las camisetas en el vestuario, un ritual, una ceremonia, una fiesta del fútbol español que conforme se vaya acercando la hora del partido la ilusión va increscendo por doquier desde la Coruña hasta Cádiz.
Dejados atrás los fantasmas que nos persiguen durante estos 24 años, hoy en el Ernst-Happel de la capital austriaca saldrán 11 compatriotas a luchar por los sueños e ilusiones de más de 40 millones de españoles para llevar a lo más alto a un país que vive por y para el futbol, que lleva mucho tiempo deseando que llegue este momento, que añora vibrar con la selección de fútbol, una afición que está empezando a olvidar la falta de Platini en el 84, los penaltis contra bélgica del 86, los dos goles de Völler del 88, el gol de Stojković en el descuento en el año 90, la decepción de no jugar la fase final en el 92, el gol de Baggio finalizando el encuentro en el 94, de nuevo los penaltis en el 96 contra la anfitriona inglaterra, el fiasco de no pasar a octavos en el 98, la derrota contra Francia de nuevo en cuartos en el 2000, el robo contra Corea forzándonos a nuestra suerte maldita en los puntos de penalty en el 2002, el gol de Nuno Gomes en el 2004 que no nos dejó soñr ni tan siquiera con los cuartos y la francia de Zidane que volvió a sembrar el pesimismo en Alemania 2006.
Esta noche inmaculada se tiñe de rojo y gualda, de cánticos patriotas, de banderas, de gritos de alegría, de una afición que lleva mucho tiempo con la rabia contenida durante 44 años. Problemente, para muchos de ellos sea el partido más importante de su vida pero deben saber que no estarán solos, todos aquellos que sudaron la enseña española durante todo este tiempo de fracasos también saltarán al campo con ellos, porque si esta noche se gana, muchas generaciones de futbolistas podrán ver como, por fín, la suerte no nos da la espalda. Vengaremos a Arconada y los malogrados Maceda, Camacho, Gárate, Arrate, Ufarte, Santillana, Buitre, Pardeza, Kubala, Michel, Puskas, Morientes, Hierro, Carrasco, Ochotorena, Bakero, Gordillo, Iríbar, Beguiristain, Salinas, Buyo, Kiko, Guardiola, Di Estéfano, Luis Enrique, Marcelino, Zamora y Zárraga.
Aquellos que defendieron nuestros colores y aún siguen vivos, deben saber que parte de lo de hoy también es suyo y a los que ya no están con nosotros, seguro que desde algún lugar en el inmenso cielo vibrarán y empujarán a los nuestros en pos de la victoria final esta noche en una de las páginas más gloriosas de un país hambriento de libros de historia futbolística.
Yo no se vosotros, pero yo llevo toda mi vida esperando este momento y espero que cuando acabe el partido, todas las frustraciones vividas con la roja durante el cuarto de siglo que llevo andando por esta vida se disuelvan cuando Rossini pite el final e Iker levante un trofeo que nos corresponde por juego desde hace tiempo. Esperemos que se haga justicia y ganen los mejores y no me cabe la menor duda que somos nosotros.
Viva el fútbol, viva España y viva este 29 de Junio de 2008, un día a recordar para siempre en nuestra memoria y en nuestros corazones.
La camiseta roja aguarda en el armario como le esperan a los 11 elegidos las camisetas en el vestuario, un ritual, una ceremonia, una fiesta del fútbol español que conforme se vaya acercando la hora del partido la ilusión va increscendo por doquier desde la Coruña hasta Cádiz.
Dejados atrás los fantasmas que nos persiguen durante estos 24 años, hoy en el Ernst-Happel de la capital austriaca saldrán 11 compatriotas a luchar por los sueños e ilusiones de más de 40 millones de españoles para llevar a lo más alto a un país que vive por y para el futbol, que lleva mucho tiempo deseando que llegue este momento, que añora vibrar con la selección de fútbol, una afición que está empezando a olvidar la falta de Platini en el 84, los penaltis contra bélgica del 86, los dos goles de Völler del 88, el gol de Stojković en el descuento en el año 90, la decepción de no jugar la fase final en el 92, el gol de Baggio finalizando el encuentro en el 94, de nuevo los penaltis en el 96 contra la anfitriona inglaterra, el fiasco de no pasar a octavos en el 98, la derrota contra Francia de nuevo en cuartos en el 2000, el robo contra Corea forzándonos a nuestra suerte maldita en los puntos de penalty en el 2002, el gol de Nuno Gomes en el 2004 que no nos dejó soñr ni tan siquiera con los cuartos y la francia de Zidane que volvió a sembrar el pesimismo en Alemania 2006.
Esta noche inmaculada se tiñe de rojo y gualda, de cánticos patriotas, de banderas, de gritos de alegría, de una afición que lleva mucho tiempo con la rabia contenida durante 44 años. Problemente, para muchos de ellos sea el partido más importante de su vida pero deben saber que no estarán solos, todos aquellos que sudaron la enseña española durante todo este tiempo de fracasos también saltarán al campo con ellos, porque si esta noche se gana, muchas generaciones de futbolistas podrán ver como, por fín, la suerte no nos da la espalda. Vengaremos a Arconada y los malogrados Maceda, Camacho, Gárate, Arrate, Ufarte, Santillana, Buitre, Pardeza, Kubala, Michel, Puskas, Morientes, Hierro, Carrasco, Ochotorena, Bakero, Gordillo, Iríbar, Beguiristain, Salinas, Buyo, Kiko, Guardiola, Di Estéfano, Luis Enrique, Marcelino, Zamora y Zárraga.
Aquellos que defendieron nuestros colores y aún siguen vivos, deben saber que parte de lo de hoy también es suyo y a los que ya no están con nosotros, seguro que desde algún lugar en el inmenso cielo vibrarán y empujarán a los nuestros en pos de la victoria final esta noche en una de las páginas más gloriosas de un país hambriento de libros de historia futbolística.
Yo no se vosotros, pero yo llevo toda mi vida esperando este momento y espero que cuando acabe el partido, todas las frustraciones vividas con la roja durante el cuarto de siglo que llevo andando por esta vida se disuelvan cuando Rossini pite el final e Iker levante un trofeo que nos corresponde por juego desde hace tiempo. Esperemos que se haga justicia y ganen los mejores y no me cabe la menor duda que somos nosotros.
Viva el fútbol, viva España y viva este 29 de Junio de 2008, un día a recordar para siempre en nuestra memoria y en nuestros corazones.
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