un articulo de ddi sobre una amiga mia........
El Kiosko elabora desde hace cinco años helados artesanales con productos frescos del campo ibicenco. El `Delicia´, de nata y chocolate `praliné´, hace furor entre sus clientes. Francesca Pasta, repostera de este local, ya ha experimentado con albahaca, romero y hasta tomates
Imaginación bajo cero
Un pequeño establecimiento de la bahía de Portmany, rodeado por tanto de hoteles y bloques de apartamentos, defiende a capa y espada el uso de frutas, verduras y hierbas aromáticas a la hora de realizar unas propuestas que gustan sobre todo a los extranjeros residentes en la zona y a los propios ibicencos.
Sant Agustí | Xicu Lluy
Se enorgullecen de una imaginación que superaría sin dificultades la prueba del algodón. Aunque se trata de un establecimiento dedicado en teoría a otros menesteres culinarios -el cartel de la puerta anuncia pizzas caseras y los cócteles habituales- y a pesar de su emplazamiento poco acogedor, El Kiosko supone un oasis de originalidad dentro del meollo de la zona de hoteles de la bahía de Sant Antoni, ya en el término municipal de Sant Josep. Como mandan los cánones, una familia italiana regenta esta singular heladería de Cala de Bou que se ha especializado en sabores que cuanto menos llaman la atención: albahaca, romero, menta y, «cuando la temporada lo permite», también higos.
Incluso han probado con el tomate, aunque el experimento resultó un fracaso absoluto, según admite la artífice de la fórmula: «Aguantó sólo unos días, la verdad es que apenas se vendía». La repostera se llama Francesca Pasta, y no es una broma. A razón de dos o tres veces por semana, la joven prepara una veintena de litros de helado de la más variada composición. Además de la materia prima utilizada, «siempre productos naturales de la isla», el secreto está en la textura. «Los ingredientes se pesan para obtener una masa adecuada, ni excesivamente dura ni demasiado blanda. Debe quedar en su punto de espesura», explica. Helados al dente, en definitiva.
Desde hace cinco años, El Kiosko vende sus creaciones artesanales a una clientela variopinta. En su carta, las verduras y las hierbas aromáticas se suman a la oferta convencional de frutas y cítricos (limón, naranja, fresa, plátano, melocotón) y, por supuesto, los sabores tradicionales (chocolate, nata, vainilla, turrón y leche merengada), además del tiramisú, clásico italiano por excelencia. El de mayor éxito es el `Delicia´, de nata y chocolate praliné. Su nombre ya lo dice todo.
Francesca: «Los turistas prefieren música `techno´ y algo diferente»
Sant Agustí | X. LL.
No son los alojados en Cala de Bou quienes alimentan la caja registradora de El Kiosko, sino los extranjeros residentes en la bahía y, sobre todo, los vecinos y los trabajadores. «Los mismos sanantonienses constituyen nuestros principales clientes», afirma Francesca Pasta. «Los turistas vienen en menor medida porque prefieren la música techno y buscan algo diferente a lo que les damos». De hecho, la palmera, los cactus, las mesas de madera, las sillas de alegres colores y la ambientación reggae otorgan a este lugar una estética que recuerda a las playas del Caribe. El universo de la marcha nocturna aparece a corta distancia.
El Kiosko elabora desde hace cinco años helados artesanales con productos frescos del campo ibicenco. El `Delicia´, de nata y chocolate `praliné´, hace furor entre sus clientes. Francesca Pasta, repostera de este local, ya ha experimentado con albahaca, romero y hasta tomates
Imaginación bajo cero
Un pequeño establecimiento de la bahía de Portmany, rodeado por tanto de hoteles y bloques de apartamentos, defiende a capa y espada el uso de frutas, verduras y hierbas aromáticas a la hora de realizar unas propuestas que gustan sobre todo a los extranjeros residentes en la zona y a los propios ibicencos.
Sant Agustí | Xicu Lluy
Se enorgullecen de una imaginación que superaría sin dificultades la prueba del algodón. Aunque se trata de un establecimiento dedicado en teoría a otros menesteres culinarios -el cartel de la puerta anuncia pizzas caseras y los cócteles habituales- y a pesar de su emplazamiento poco acogedor, El Kiosko supone un oasis de originalidad dentro del meollo de la zona de hoteles de la bahía de Sant Antoni, ya en el término municipal de Sant Josep. Como mandan los cánones, una familia italiana regenta esta singular heladería de Cala de Bou que se ha especializado en sabores que cuanto menos llaman la atención: albahaca, romero, menta y, «cuando la temporada lo permite», también higos.
Incluso han probado con el tomate, aunque el experimento resultó un fracaso absoluto, según admite la artífice de la fórmula: «Aguantó sólo unos días, la verdad es que apenas se vendía». La repostera se llama Francesca Pasta, y no es una broma. A razón de dos o tres veces por semana, la joven prepara una veintena de litros de helado de la más variada composición. Además de la materia prima utilizada, «siempre productos naturales de la isla», el secreto está en la textura. «Los ingredientes se pesan para obtener una masa adecuada, ni excesivamente dura ni demasiado blanda. Debe quedar en su punto de espesura», explica. Helados al dente, en definitiva.
Desde hace cinco años, El Kiosko vende sus creaciones artesanales a una clientela variopinta. En su carta, las verduras y las hierbas aromáticas se suman a la oferta convencional de frutas y cítricos (limón, naranja, fresa, plátano, melocotón) y, por supuesto, los sabores tradicionales (chocolate, nata, vainilla, turrón y leche merengada), además del tiramisú, clásico italiano por excelencia. El de mayor éxito es el `Delicia´, de nata y chocolate praliné. Su nombre ya lo dice todo.
Francesca: «Los turistas prefieren música `techno´ y algo diferente»
Sant Agustí | X. LL.
No son los alojados en Cala de Bou quienes alimentan la caja registradora de El Kiosko, sino los extranjeros residentes en la bahía y, sobre todo, los vecinos y los trabajadores. «Los mismos sanantonienses constituyen nuestros principales clientes», afirma Francesca Pasta. «Los turistas vienen en menor medida porque prefieren la música techno y buscan algo diferente a lo que les damos». De hecho, la palmera, los cactus, las mesas de madera, las sillas de alegres colores y la ambientación reggae otorgan a este lugar una estética que recuerda a las playas del Caribe. El universo de la marcha nocturna aparece a corta distancia.
