Esquiadores de secano
· Las reservas hoteleras para la purísima rondan el completo a pesar de la falta de precipitaciones
· Hoteleros y empresarios del esquí aseguran que nada está perdido y confían en una gran nevada
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Javier Ricou | De que nieve o no en los próximos diez días depende el que se gane o se pierdan muchos millones de euros en el Pirineo. Las reservas de plazas hoteleras en las poblaciones y establecimientos ubicados a pie de pistas para el puente de la Purísima son muy altas - en algunos valles resulta difícil ya encontrar alojamiento para esa semana- a pesar de que en la mayoría de las estaciones el color que predomina a día de hoy es el verde.
Preocupación y un moderado optimismo son sentimientos que se entremezclan estos días en el sector hotelero y el del esquí cuando se pone la vista en el ya muy cercano puente de la Purísima. La preocupación se entiende por lo que se juega la economía del Pirineo si el tiempo continúa como ahora. El puente de la Purísima y de la Constitución supone, desde hace ya casi una década, el gran "pistoletazo" de salida de la temporada del esquí. Xavier Moncayo, director del Patronat de Turisme de Lleida, revela que, con todas las estaciones abiertas y unas condiciones meteorológicas favorables, la actividad de esta semana supone más del diez por ciento de toda la de la campaña. Sólo en el caso de las estaciones de esquí del Pirineo de Lleida los ingresos obtenidos en este puente rondan los 25 millones de euros y los complejos aspiran vender, si el tiempo les va de cara, hasta 150.000 forfaits.
El moderado optimismo es, asimismo, comprensible por lo poco que cuesta cambiar el color verde que ahora predomina en la mayoría de las estaciones de esquí del Pirineo por el blanco. Una buena nevada basta a estos complejos para poner en marcha toda su maquinaria. Josep Messegué, director de Port Ainé (Pallars Sobirà), afirma que las estaciones son capaces de abrir en menos de veinticuatro horas después de que se produzca una precipitación generosa de nieve que cubra todas sus pistas. La mirada de los empresarios del esquí está puesta en el cielo y se espera que la situación meteorológica inicie el cambio a finales de la semana que viene, cuando está anunciada la entrada de un frente frío que se espera que sea mucho más generoso que el de estos dos últimos días, que sólo ha dejado nieve en cotas superiores a los dos mil metros y en zonas muy concretas de la vertiente norte, como es el caso de Val d´Aran.
Juan Antonio Serrano, presidente de la Federación de Hostelería de Lleida, no esconde, por su parte, su preocupación por las consecuencias que puede tener este otoño tan cálido, pero se muestra esperanzado en que la situación va a cambiar en los próximos diez días. "Cada año nos pasa más o menos lo mismo, aunque ahora y debido a las ganas que hay por parte de los aficionados de estrenar la temporada las estaciones marcan el calendario de apertura demasiado pronto", afirma Serrano. "Esto es malo - continúa el representante de los hoteleros- porque se crean una expectativas que después no se cumplen". A lo que se refiere Serrano es al anuncio hecho semanas atrás por la mayoría de las estaciones de abrir sus complejos ya este fin de semana. Eso ha sido imposible y el sector del esquí se daría ya por satisfecho si pudiese iniciar la temporada el siguiente sábado, 2 de diciembre.
Roberto Buil, director comercial de Baqueira-Beret, se muestra también confiado en que el tiempo se aliará con los intereses de los sectores turístico y del esquí, al mismo tiempo que corrobora la importancia que tiene este puente para el negocio de la nieve. De hecho, Buil recuerda que en los últimos seis años la mayoría de las estaciones han tenido nieve suficiente para abrir esta primera semana de diciembre. Eso no quiere decir, si se tira de hemeroteca, que no haya habido otros años muy malos en los que ha resultado imposible iniciar la temporada por estas fechas.
El temor de los hoteleros es que si la nieve no llega pronto puedan empezarse a anular reservas del puente de la Purísima, advierte Juan Antonio Serrano. Y eso sería nefasto para el sector ya que si la temporada empieza mal, el sector turístico teme que esta circunstancia pueda afectar también a las reservas para las fiestas de Navidad, que junto con la Semana Santa son los tres periodos vacacionales en los que el sector del esquí consigue el grueso de sus ingresos.
Empresarios de la nieve y del esquí no dan, sin embargo, nada por perdido y tienen razón cuando afirman que todavía quedan diez días en los que las borrascas pueden dar muchas vueltas y llevar al Pirineo el maná que cae del cielo en forma de copos.