Articulo de la Vanguardia.
La noche de Barcelona se divide entre 'pijos' y 'cholos'
Una tesis revela la homogeneización del ocio nocturno por parte de las administraciones como medio de control social.
Son las tres de la madrugada y Javi, que viste camiseta blanca, tejanos y unas converse, se acerca a la puerta de la discoteca Sutton. El portero, un hombre robusto y trajeado, no tarda en negarle el paso: '¡Esta camiseta, para dormir chaval!'. Como Javi, muchos esperan en la puerta, rogando a los que la vigilan que les dejen entrar. Pero es inútil.
Este es le precio que los ciudadanos han de pagar para que Barcelona pueda presumir de ser una ciudad cosmopolita, 'cool' y moderna, según afirma Jordi Nofre, investigador del Departamento de Geografia Humana en la Universidad de Barcelona., en su tesis sobre el ocio nocturno en Barcelona y Área Metropolitana. Desde 1998, año en que l'Ajuntament crea el Pla d"Estrategia del Sector Cultural, un documento orientativo para diseñar la marca de Barcelona, la oferta de ocio nocturno del centro de la ciudad (refiriéndose centro a la zona Mariano Cubí-Aribau-Tusset, Ciutat Vella, Gràcia y Eixample) ha sufrido una gran transformación.
Los nuevos locales se dirigiden a la clase media asalariada y, por tanto, exigen buena apariencia y estatus social. 'Casi nunca ofrecemos espectáculos de gogos pues creemos que el protagonista de la noche es nuestro cliente, por eso, exigimos que vayan bien vestidos', responde el director de Sutton Club, Mateu Fortuny, cuando le preguntamos porque son tan restrictivos en la puerta, y continúa. 'la discoteca, desde que se transformó hace siete años, se dirige a un público joven de clase media-alta.' Cuando Mateu Fortuna habla de la transformación de Sutton se refiere al momento en que el local adoptó el apellido 'The Club', término impulsado por el Pla d"Estrategia del Sector Cultural para añadir distinción a la noche a través de promover locales pequeños, de diseño y con precios elevados, según revela el documento de Nofre.
Del Pla d"Estrategia Cultural nace el programa Barcelona Bona Nit que, según las Administraciones, tiene como objetivo 'normalizar la noche'. Y, ¿qué significa 'normalizar'? Según Nofre, la intención del programa es pasar de un ocio nocturno 'popular' a uno más 'pijo'.
Ahora bien, esta nueva imagen de Barcelona, ¿a quién perjudica? Jordi Nofre opina que este reformado ocio nocturno aleja a las clases populares del centro, obligándolas a desplazarse a la periferia cuando todo el mundo debería tener derecho a la ciudad. Es un tipo de segregación social.
El Raval, target de las élites
Otras discotecas en Ciutat Vella, como "Club 13", Shoko Lounge Club, Rita Blue, Lletraferit, también son producto de este ánimo de limpiar la ciudad. Estas son las palabras que emplea Sandra Nieto, directora de marketing de Shoko, situado en el Port Olímpic, cuando define el local: 'Este lounge club de cuidada decoración minimalista nos traslada a un Oriente moderno en un espacio único, diseñado según los preceptos del Feng-Shui.'
El Raval ha sido el barrio que más transformación ha sufrido, según Nofre, 'por haberse convertido en el principal punto de atracción del turismo.' Locales como Harlem Jazz Club, donde se escuchaba música en directo y eran frecuentados por gente perteneciente a las clases populares, se han cerrado. Estos bares han sido reemplazadas por discotecas de música electrónica como Fellini, City Hall o el bar restaurante Rita Blue, cuyo consumidor es el nuevo 'bohemio' de clase media asalariada, grupo favorecido por las administraciones por ser el ciudadano vinculado a la marca de Barcelona que se quiere proyectar al mundo. Una marca importada del Soko de Nueva York o de Londres.
La música como control social
La música tiene mucho que ver con estas estrategias que pretenden normalizar la noche. Según Nofre, 'la música electrónica y de fusión contienen mensajes sin ninguna reivindicación, mientras que otros estilos como el rock, punk o heavy metal invitan a la controversia y la rebeldía.' El autor de la tesis concluye que el objetivo de homogeneizar la cultura es, aparte de crear una marca, eliminar disidencias y fricciones en el espacio público. 'La Administración Pública es quien diseña estas estrategias, de hecho, quien redacta estas estrategias es el Instituto de Cultura de Barcelona. Evidentemente, detrás de estas estrategias están los agentes privados, que son los empresarios de ocio nocturno.'
Los 'Cholos', rebeldes de la normalización de la noche
Nofre explica en su tesis que esta homogeneización de la noche por parte de las élites urbanas provoca que la clase trabajadora se desplace a los suburbios para consumir un ocio nocturno completamente opuesto. Una noche que se contrapone a la influencia catalanista y conservadora de las instituciones públicas.
El estudio continúa describiendo las diferencias entre 'cholos' y 'pijos'. Los primeros comienzan a trabajar antes, preferentemente en lugares poco cualificados, se inician antes en las relaciones sexuales y, las chicas, buscan un perfil de 'macho ibérico' como ideal de pareja, en contraposición de las de clase mediana-alta que buscan al hombre posmoderno, comprensivo, metrosexual, y con éxito profesional.
En este contexto es evidente que existan demandas opuestas en el consumo del ocio nocturno. En la periferia de Barcelona existen macro locales, dirigidos a la clase trabajadora, que ofrecen una música aflamencada, latina o reggaetón, etc. Discotecas como Get Back, Bora Bora y Malalts de Festa estarían dentro de este grupo, con una noche mucho más alcoholizada y sexualizada. 'En la discoteca se viene a ligar y hay muchas más chicas que chicos', afirma Ivan, propietario de Malalts de Festa, cuando le pedimos que nos describa su local.
La noche de Barcelona se divide entre 'pijos' y 'cholos'
Una tesis revela la homogeneización del ocio nocturno por parte de las administraciones como medio de control social.
Son las tres de la madrugada y Javi, que viste camiseta blanca, tejanos y unas converse, se acerca a la puerta de la discoteca Sutton. El portero, un hombre robusto y trajeado, no tarda en negarle el paso: '¡Esta camiseta, para dormir chaval!'. Como Javi, muchos esperan en la puerta, rogando a los que la vigilan que les dejen entrar. Pero es inútil.
Este es le precio que los ciudadanos han de pagar para que Barcelona pueda presumir de ser una ciudad cosmopolita, 'cool' y moderna, según afirma Jordi Nofre, investigador del Departamento de Geografia Humana en la Universidad de Barcelona., en su tesis sobre el ocio nocturno en Barcelona y Área Metropolitana. Desde 1998, año en que l'Ajuntament crea el Pla d"Estrategia del Sector Cultural, un documento orientativo para diseñar la marca de Barcelona, la oferta de ocio nocturno del centro de la ciudad (refiriéndose centro a la zona Mariano Cubí-Aribau-Tusset, Ciutat Vella, Gràcia y Eixample) ha sufrido una gran transformación.
Los nuevos locales se dirigiden a la clase media asalariada y, por tanto, exigen buena apariencia y estatus social. 'Casi nunca ofrecemos espectáculos de gogos pues creemos que el protagonista de la noche es nuestro cliente, por eso, exigimos que vayan bien vestidos', responde el director de Sutton Club, Mateu Fortuny, cuando le preguntamos porque son tan restrictivos en la puerta, y continúa. 'la discoteca, desde que se transformó hace siete años, se dirige a un público joven de clase media-alta.' Cuando Mateu Fortuna habla de la transformación de Sutton se refiere al momento en que el local adoptó el apellido 'The Club', término impulsado por el Pla d"Estrategia del Sector Cultural para añadir distinción a la noche a través de promover locales pequeños, de diseño y con precios elevados, según revela el documento de Nofre.
Del Pla d"Estrategia Cultural nace el programa Barcelona Bona Nit que, según las Administraciones, tiene como objetivo 'normalizar la noche'. Y, ¿qué significa 'normalizar'? Según Nofre, la intención del programa es pasar de un ocio nocturno 'popular' a uno más 'pijo'.
Ahora bien, esta nueva imagen de Barcelona, ¿a quién perjudica? Jordi Nofre opina que este reformado ocio nocturno aleja a las clases populares del centro, obligándolas a desplazarse a la periferia cuando todo el mundo debería tener derecho a la ciudad. Es un tipo de segregación social.
El Raval, target de las élites
Otras discotecas en Ciutat Vella, como "Club 13", Shoko Lounge Club, Rita Blue, Lletraferit, también son producto de este ánimo de limpiar la ciudad. Estas son las palabras que emplea Sandra Nieto, directora de marketing de Shoko, situado en el Port Olímpic, cuando define el local: 'Este lounge club de cuidada decoración minimalista nos traslada a un Oriente moderno en un espacio único, diseñado según los preceptos del Feng-Shui.'
El Raval ha sido el barrio que más transformación ha sufrido, según Nofre, 'por haberse convertido en el principal punto de atracción del turismo.' Locales como Harlem Jazz Club, donde se escuchaba música en directo y eran frecuentados por gente perteneciente a las clases populares, se han cerrado. Estos bares han sido reemplazadas por discotecas de música electrónica como Fellini, City Hall o el bar restaurante Rita Blue, cuyo consumidor es el nuevo 'bohemio' de clase media asalariada, grupo favorecido por las administraciones por ser el ciudadano vinculado a la marca de Barcelona que se quiere proyectar al mundo. Una marca importada del Soko de Nueva York o de Londres.
La música como control social
La música tiene mucho que ver con estas estrategias que pretenden normalizar la noche. Según Nofre, 'la música electrónica y de fusión contienen mensajes sin ninguna reivindicación, mientras que otros estilos como el rock, punk o heavy metal invitan a la controversia y la rebeldía.' El autor de la tesis concluye que el objetivo de homogeneizar la cultura es, aparte de crear una marca, eliminar disidencias y fricciones en el espacio público. 'La Administración Pública es quien diseña estas estrategias, de hecho, quien redacta estas estrategias es el Instituto de Cultura de Barcelona. Evidentemente, detrás de estas estrategias están los agentes privados, que son los empresarios de ocio nocturno.'
Los 'Cholos', rebeldes de la normalización de la noche
Nofre explica en su tesis que esta homogeneización de la noche por parte de las élites urbanas provoca que la clase trabajadora se desplace a los suburbios para consumir un ocio nocturno completamente opuesto. Una noche que se contrapone a la influencia catalanista y conservadora de las instituciones públicas.
El estudio continúa describiendo las diferencias entre 'cholos' y 'pijos'. Los primeros comienzan a trabajar antes, preferentemente en lugares poco cualificados, se inician antes en las relaciones sexuales y, las chicas, buscan un perfil de 'macho ibérico' como ideal de pareja, en contraposición de las de clase mediana-alta que buscan al hombre posmoderno, comprensivo, metrosexual, y con éxito profesional.
En este contexto es evidente que existan demandas opuestas en el consumo del ocio nocturno. En la periferia de Barcelona existen macro locales, dirigidos a la clase trabajadora, que ofrecen una música aflamencada, latina o reggaetón, etc. Discotecas como Get Back, Bora Bora y Malalts de Festa estarían dentro de este grupo, con una noche mucho más alcoholizada y sexualizada. 'En la discoteca se viene a ligar y hay muchas más chicas que chicos', afirma Ivan, propietario de Malalts de Festa, cuando le pedimos que nos describa su local.